18 abril 2010

Rock & Blood Capitulo XXIII: Una Razon Para Continuar



Me sentía cool!, todo lo que había deseado lo estaba cumpliendo; había viajado, estaba solo, estaba en Seattle, pero… sin Ignacia, aun seguía rondando en las diversas habitaciones de mi ya trastornada mente.

Al llegar a la ciudad decidí emprender búsqueda de alguna pensión, hostal, hotel,  o cualquier cuartucho donde me pudiera quedar. Al llegar al centro de la ciudad, observaba la conocida “Aguja de Seattle”, pensando, meditando; sobre que hacer desde ahora. No se porque se me venia la imagen de Ignacia tocándome el hombro y diciendo, “¿Será mejor que comamos algo, antes de seguir?”, con esa hermosa sonrisa en su pálido rostro. Pero tenia que seguir, tenia que hacerme a la idea de que Ignacia era solo un recuerdo algo que… algo que…. no puedo se me es difícil, tendré que abandonarla en mi sucia caja de cartón que tengo por corazón y no dejarla salir jamás.

Como me lo decían mis pensamientos decidí ir a comer algo, un sucio y maloliente Mc Donald fue mi paradero. Estaba en la final para pedir una apestosa hamburguesa y un helado, no quería gastar mucho así que solo pediría eso. Ya era mi turno y pedí el “combo” con un agradable acento “SpanEnglish” que hice que la niña de la caja del Mc Donald se riera. Ella me pregunto si era latino y le respondí que si que era chileno, ella era española, le pregunte si tenia planes cuando terminara de trabajar y me dijo que no, así que acordamos en salir cuando acabara el turno en el Mc Donald.

Cuando comía la Hamburguesa, pensaba ¿Porque me habrá hablado?, ¿Acaso fui o soy divertido?; no lo sabia pero decidí seguir e ir a buscarla cuando saliera del trabajo.

-Bueno, ¿Estas listo?

- ¿Que?…

-¿Si es que estas listo para salir? Durante la espera me quede dormido en una de las mesas de las afueras del Mc Donald y ella me despertó cuando había terminado su turno.

-Sorry, es que no había dormido bien en el avión.-

-¿Cuando llegaste?-

-Esta mañana, ¿Y tu hace cuanto que estas lejos de España?-

-2 meses, me vine por que mi padre encontró trabajo aquí en Seattle, ¿Tu porque viniste?-

-Olvidar, olvidarme de lo que pasa en Chile, de mis mal llamados amigos, familia y eso.-

-¿Bueno y adonde quieres ir?-

-No lo se, lo primero que necesito es un lugar donde dormir, que no tengo a nadie.

-En mi apartamento hay una bodega que nadie ocupa, si quieres podrías dormir ahí.-

-¿En serio?, ¡¡Gracias!!

Nos dirigimos al apartamento, que no estaba lejos del Mc Donald, en el camino charlamos sobre; música y pasatiempos (estaré en Estados Unidos, pero aun así la timidez sigue siendo parte de mi personalidad).

-Bueno, esta es la bodega de la que te hable.-

-Esta un poco sucia.-

.Mmm, tienes razón ¿aunque la podríamos limpiar un poco y queda lista, o no?

-Sí, será mejor si comenzamos ahora.-

Estuvimos toda la tarde ordenando aquella bodega, encontramos ratas, sangre, unos vinilos viejos como de los 80′ y también encontramos algo mutuos, ambos nos hicimos amigos en aquella tarde de limpieza.

-Creo que quedo bien.-

-Si este lugar se ve estupendo.-

-Oye, te puedo preguntar algo.-

-Si, seguro.-

-¿Alguna vez estuviste con una persona casi toda una tarde y sin saber su nombre?-

-No, ¿porque preguntas eso?-

-Es que eso es lo que acabamos de hacer.- me dijo ella sonriendo.

-Perdón soy un idiota-. Me lamente. – Me llamo Andrés, Andrés Fuguet.-

-Yo Soy Isabel.- Me dijo ella con ese acento Español que me hacia sentir vivo otra vez.

-Bueno Andrés, mi padre me espera, cualquier cosa vivimos en el 41 A en el 4º Piso.-

-Esta bien, nos vemos.-

Eran las 12, me despedí de Isabel hace 1 hora, antes de conocerla, quería dejar rápido esta ciudad y largarme hacia otro destino, pero ahora tengo razón mas que suficiente. Ella lleno el vació y soledad que sentía por lo de Ignacia, no es que quiera remplazarla, pero es lindo tener a alguien en que confiar en un mundo, donde la confianza solo es algo retornable.

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