07 abril 2012

D e s c onocidos




Leía algo que debí haber leído hace mucho tiempo, hice una pausa para saber por donde iba y si acaso me tocaba bajarme y correr, ya que, posiblemente me había pasado por mucho de mi paradero. Al mirar por la ventana me di cuenta de quien iba a mi lado. Era una chica de pelo castaño y corto. Sus ojos negros y sin fondo casi sin emoción. Ella vestía una polera de The Smiths y unos jeans parchados, supuse que en sus pies se encontraban unas converse negras, feas y rotas de tanto uso.
Su mirada era dirigida a la ventana, ella miraba pensativa, pero con un cansancio que era visible

Minutos antes de bajarme en mi paradero había dejado de leer y miraba con ansiedad el lugar donde debía bajar, pero eso se olvido cuando escuche sollozos. Eran débiles y me saque ambos audífonos para escucharlos mejor. Era ella, era ella la que lloraba y de apoco me hacía interesarme en su situación.

-¿Disculpa te pasa algo?
-.... -No hubo respuestas.
-¿Te puedo ayudar en algo? –Insistí. Después de unos segundos le pase unos pañuelos y los deje sobre sus piernas
-...
Hubo silencios. Mi paradero pasó y cada vez me alejaba mas de el. Cuando me iba a bajar ella me interrumpe.

-Gracias, no...no estoy bien -dijo sollozando entre medio
-Entonces.... ¿necesitas algo?
-No, no quiero molestarte.
-No me molesta. Me angustiaría mucho si me voy pensando que te paso algo
-¿Te preocupas de una extraña? –Preguntó secándose las lágrimas.
-Si, es que no me gusta ver a la gente mal, da igual si es conocida o extraña
-Eres raro.- Dijo tratando de reir un poco
-Lo sé, me lo dicen siempre
-¿Me ayudarías?
-Si, obvio.-Dije mientras tímidamente tocaba su hombro.

Ella se paro y apretó el manoseado y naranjo botón para hacer detener la micro, desde ese lugar me miro y me dijo -Si me quieres ayudar acompáñame- Me pare y me quede al lado de ella, desde ahí pude mirar que era casi de mi mismo porte y que efectivamente tenia unas converse negras y rotas

No hablamos, solo la seguía y ella a ratos miraba hacía atrás para asegurarse que yo la seguía. Habíamos llegado a una especie de plaza ella se sentó y yo me senté frente a ella, el silencio perduro un rato hasta que ella exploto en llanto.

Las lágrimas rozaron sus blancas, pero ahora, rojas mejillas por casi 10 minutos. No me atrevía a preguntar que pasaba, solo espere hasta que ella dejara de llorar y que ella me contara cuando estuviera lista, se secó sus lágrimas, pero aún sollozaba ha ratos

-Perdón, por mi culpa estas aquí en vez de estar haciendo tus cosas
-Nada que ver, si estoy aquí es porque quiero estarlo.- Dije en un tono relajado, pera que no se preocupará
-Sorry...
-No importar
-¿Pero… por qué me seguiste?
-¿Por qué? no sé solo te seguí, supongo que fue para tratar de ayudarte o algo
-Bueno ¿supongo que quieres saber por que lloré? ¿cierto?
-Si, pero solo si me lo quieres contar
-Bueno, simplemente explote, todo mal, desde siempre. Hace poco me entere que era adoptada, eso fue lo peor, pero siempre ha sido mal, siempre al rincón, siempre la chica invisible y siempre la don nadie
-¿Por qué siempre ha sido mal?
-Porque si ¿o acaso no entiendes que es estar mal? -dijo ella en un tono pesado y desagradable
Me subí las mangas de mi camisa y le mostré las marcas de una de las peores etapas de la vida.
Ella miro mis cortadas y se apeno, por lo que había dicho antes, pero yo no le había tomado importancia. Ella se recostó con la cabeza hacia mis pies y cerro los ojos.
-Es mejor desahogarse con alguien desconocido que en vez de los conocido que solo te juzgaran -dijo ella con los ojos cerrados y tratando de aguantar el llanto.-
Yo me recosté a su lado, pero no dije nada no dijimos nada, solo fue silencio, solo eso.

Era tarde para irme y alcanzar a llegar a alguna clase de la U, pero prefería quedarme aquí con ella. Estuvimos recostados sin decir nada por muchos minutos, a lo lejos sonaba su mp3 que yacía en el pasto a un costado de nosotros, solo se escuchaba estática, pero prefería esa estática ha el sonido de sus sollozos.
Violentamente ella se levanta, me mira con cara de sorprendida. -En todo el día no supe tu nombre -dijo ella media confundida y con la mirada aún con sueño.
Yo sonreí como estúpido, embobado por la reacción de ella. Me llamo Alex respondí nervioso. Ella me miro unos segundos y dijo casi susurrando- Me llamo Elizabeth.
Todo fue raro después de conocernos, ya no éramos dos extraños que compartimos un momento, ahora éramos desconocidos que buscaban conocerse, para luego extrañarse, ¿Supongo que así funcionan estas cosas? ¿Cierto?

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