18 noviembre 2009

Rock & Blood Capitulo XVIII: Fragiles Emociones


Mis paranoicos deseos de autodestrucción y suicidio afloraban mas y mas, lo malo es que ahora ni las dulces palabras de Ignacia podían solucionar mis problemas. Solo quería morir, cada día que pasaba, cada pastilla que tomaba; me hacían sentir mas mierda de lo que nunca me sentí.

Me encontraba en el departamento de Ignacia ya que me habían dado de alta en el Hospital, era mejor estar ahí que en mi casa por razones un poco obvias. Ignacia me cuidaba y entregaba un sentimiento de amor que en toda mi maldita vida no había recibido ni siquiera por parte de mis seres queridos, pero este amor solo me hace sentir mas mierda de como estoy, ya que no se como retribuirle ese amor que me entregaba.

-Para, no es necesario que me cuides tanto, ya estoy mejor.- Le dije con una sonrisa en el rostro

- Si es necesario cada que pasa siento como si te alejaras de mi, como si ya no te importo, además a menudo sueño en que tu cometes ese cruel acto que me prometiste que no harías (suicidarte).-
Ignacia me decía esto mientras una frágil lagrima caía al vació desde su ojo, pasando por su mejilla y evaporando al tener contacto con mi mano.

Esas dulces palabras que provenían de aquella dulce y tierna persona me hicieron sentirme mas mierda de lo que ya estaba, toda esta cursi y maldita escena se dio mientras escuchábamos
A City By The Sea de Made To Be Broken

Con un poco de dolor por mis acciones le dije "perdón, me tengo que ir.. ¡Adiós!"

Me dirigía a cualquier parte, no tenia rumbo ni lógica, solo quería estar solo otra vez.

En aquellos momento habría deseado revivir esos días de cuando tenia 13 años y la soledad abrumaba en mi por que yo quería y no porque la gente se alejara de mi como me sucedió en años posteriores hasta cuando conocí a Ignacia, entre pensamiento y recuerdos apareció la imagen de Samanta, la cual quería ver y no se exactamente por que. Los deseos de ver a Samanta eran tan fuertes que de improviso esta llego hacia mi diciéndome "Aun no se porque gaste mi tiempo en encontrarte, si tu solo me haces daño, pero amo ese daño que me haces, ¡Te Amo!"

Mi estupida y tonta reacción fue quedarme estático, pero ella no lo tomo tan tranquilamente
con suavidad y ternura se acerco hacia mi y me beso, sus labios demostraban pasión, locura, deseos y un millar de adjetivos mas, ese fue uno de los momentos mas......
No tengo palabras al mismo tiempo en que una persona me confesaba su amor, otra persona, en otro lugar lloraba a causa de mi estupida indiferencia. Lo correcto seria dejar a Samanta y correr hacia Ignacia como si esto terminar y ambos muriéramos juntos como siempre debimos estar.

-Lo siento.- titubee frente a Samanta
-Pero..., acaso no oeste te amo, es raro lo se, eres totalmente lo opuesto a mi pero.....
-Mira no es eso, es solo que en otro lugar una persona sufre y derrama lagrimas de color rojo por mi cobarde acción.- Le conteste mientras me despedía con un beso en su mejilla la cual aun seguía enrojecida por su declaración.

Mi corazón se aceleraba, mis ojos comenzaron a llorar, yo solo corría con rumbo al departamento de Ignacia junto con los pensamientos de que palabras usar para disculparme se me vino a la mente la escena de "Se Arrienda" cuando Cruz-Coke luego de entender que el puede lograr lo que sea sin venderse al sistema, y el corría por las calles de Santiago en busca de la Francisca Lewin su gran amor de aquella inolvidable película de Fuguet. Era lo mismo en mi aso salvo que yo comprendí de que en verdad amaba a esa persona la cual se a sacrificado por mi e incluso sacrifico su personalidad por mi, era raro entre líneas rogaba para que Ignacia me perdonara, pero a la vez pensaba en Samanta quien me confeso su aprecio por mi y yo... yo había matado a su padre.
Ya era hora de detener mi monologo, ya que había llegado al lugar de donde nunca debí alejarme.

La puerta del departamento de Ignacia estaba entre abierta, temía lo peor, lentamente entre; la llave del lavamos se escuchaba gotear, me dirigí al baño para ver que pasaba; cuando llego encuentro a Ignacia sangrando, otra vez el elixir rojo se cruza frente a mi.
Mi cuerpo se paralizo, no sabia que hacer, entre en shock, no podía crear que uno de mis seres mas preciados moría frente a mi, y mas encima para superar este mal rato que el destino me hacia enfrentar, al momento de voltear a Ignacia, esta en los brazos tenia escrito mi nombre con "tinta roja" esa tinta espesa y obscura que cada uno posee en su cuerpo, eso fue lo que me hizo reaccionar y poder así llamar a una ambulancia para que así Ignacia tuviera posibilidades de volver a estar junto a mi.

No hay comentarios:

Publicar un comentario