28 mayo 2011

Miradas a Distancia


Y si un día llega ella preguntando -¿Tú eres aquel que siempre me mira?- Y tu comienzas a transpirar frío, tus sentidos se congelan y no sabes que decir. Por tu mente en un segundo millones de ideas y dimensiones alternativas pasan. Le dices que si, le dices que no hasta que de tu labios sale - Si yo soy ese- Ella te mira te observa. Tu solo sigues pensado en que todo tendrá un final malo. Ella te interrumpe. Se ríe. Tu dudas. Ella te mira y dice -Es rico cuando sientes que tus miradas son correspondidas- Luego de esto ella se aleja. Tu tardas en reaccionar y solo, pero solo cuando te vas a dormir analizas esa frase. Tu corazón late incesantemente y luego te duermes.

A la mañana siguiente llevas audífonos y te auto-exilias de la realidad, en esos momentos nada te puedo interrumpir, pero llega ella y te mira. Una mirada distinta, a la que no estas acostumbrado. Te besa en la mejilla y tu sigues sin entender. Ella te mira y dice -Vamos hoy necesito conocerte- Tu lo dudas y sigues tu camino. Ella te detiene te toma del abrazo y se para de puntas solo para besarte y luego termina diciendo -Reacciona, osea me gustas o ¿no escuchaste lo que dije ayer? Ella sigue discutiendo echando maldiciones en tu rostro. Tu te inclinas y la besas. Ella se sonroja -Espérame hoy a las 3 en el quiosco de afuera- Mientras te largas tímido, pero con una autoestima alta hacia tu salón.

Siendo las 3 sales y ella esta esperándote en el quiosco. Se toman de las manos y emprenden una caminata al parque. Tu la vez y ríes ella solo sonríe. En el parque le cuentas tu vida, tus miedos, tus sueños. Ella te habla de ella sus años, sus fantasías y sus pesadillas. Al terminar te levantas tomas tu mochila y le ayudas a levantarse, ella te agradece, te abraza. Tu la miras y dices -Me gustas, solo quiero verte, poder estar contigo estar escuchando el viento, mientras vemos el crepúsculo-. Ella responde -Me encantas, me miraste, te mire y en algún punto de esas miradas me gustaste.

Caminan en la oscuridad y entre la niebla de una tarde otoño. Tu mano tomando la suya y tus sueños ahora teniendo su nombre, hasta quien sabe que cosa suceda que los pueda hacer aislarse separados y alejados de eso que llamaron alguna vez amor

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