07 agosto 2009

Rock & Blood Capitulo XII: Nuevas Esperanzas


Me encontraba en mi subconsciente, ya no encontraba lugar en el cual me pudiera refugiar de mis espantosas visiones paranoicas futuristas me sobre pasaban.
Ya sabia que me encontraba solo en este crudo e incorregible mundo pero eso solo fue hasta que escuche una dulce voz no sabia si era Ignacia que jugaba con mi subconsciente o si era alguna otra persona. Al momento de abrir los ojos frente a mi estaba ella; pelo negro y corto, una piel semi pálida y unos ojos que era capaces de alumbrar toda la habitación en donde me encontraba.
-¿Estas bien?
-¿que?
-Acabaste de despertar y luego te volviste a desmallar, seguramente no recuerdas ni quien soy yo ¿Verdad?
-No, tu nombre se me ha grabado a mi piel como.... Lo siento no puede terminar la frase, pero bueno tu eres Samanta ¿cierto?
-Claro y tu me dijiste que te llamabas Andres, lo único que no me quedo claro es ¿Como fue que te desmallaste y que pensabas en ese momento?.
-Bueno es algo difícil de contar ya que es algo muy bizarro para ser comprendido y es algo que me ha echo sufrir
-Pero vamos cuanta.
Al fin decidí contar le conté lo de mi Fucking GirlFriend Ignacia, la distorsión que sufría gracias a mis visiones paranoicas y todo lo que me a acontecido en este ultimo tiempo.
Al momento de terminar Smanta me dijo unas palabras que jamas he podido olvidar
"La mente humana se podrá distorsionar y arruinar pero nunca la podrás controlar"
Ella me explico que se refería a que nunca podría uno por si solo sacar toda esa distorsión que podía poseer en la mente.
Cuando ya estaba atardeciendo nos encontrábamos los dos arriba de un árbol era extraño ya que sentía muchas sensaciones que con Ignacia nunca siento o sentí...
-Nunca pensé en que este seudo viaje de relajación iba a encontrar a una persona como tu, ya que en este maldito mundo solo quedan personas idiotisadas y semi zombies
-No pienses así en un abrir y cerrar de ojos puede aparecer alguien
En ese mismo instante nuestras miradas vacías e hipnotizadas por la mirada del otro se cruzan para cerrar el día de nuestro encuentro con un beso el cual era acompañado por la despedida de la estrella de fuego que se retiraba a su santuario nocturno.

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